Muchas familias cuentan que con el paso del tiempo, hay días mejores y días peores: eso es lo normal. Adaptarse al diagnóstico no significa que nunca más se vuelva a sentir dolor, desánimo o cansancio… van a estar ahí siempre. Es mejor reconocer las emociones (la tristeza, el miedo, el enfado…) y actuar en consecuencia para luego dejarlas pasar, sin aferrarse a ellas.
Este es una parte del amplio artículo que se publicó en la revista CRECER FELIZ, puedes leerlo completo AQUÍ