
Escribo este post con el ánimo de que te sea realmente útil algo que para mí, lo es: recordar que en momentos difíciles como este que estamos viviendo es muy importante ser amables con nosotros mismos, para ser capaces de cuidarnos y reconfortarnos.
A día de hoy, llevamos más de 20 días de confinamiento y algo ha cambiado. Ya no se trata sólo de pasarlo lo mejor que se pueda en casa buscando actividades con los niños, asistir a conciertos en abierto, visitar museos, seguir tutoriales de cocina y manualidades, ponerse en forma como nunca o iniciarse en la práctica del yoga o la meditación. Más allá de esta hiperactividad en casa también están la preocupación, el miedo y el dolor que todos sentimos y que creo, que también tenemos que atender porque ahora es lo que siento que empieza a aflorar.
La preocupación por nuestra salud y la de los que nos rodean, por los que consideramos más frágiles o por los que cada mañana salen a trabajar (sanitarios, transportistas, cuidadores, cajeras y reponedores del supermercado, brigadas de limpieza, policías…) poniendo en riesgo su salud y la de su familia por el bien común, por los que estamos en casa. Por el bienestar de nuestros hijos, nuestros seres queridos y nuestros vecinos.
Preocupación por la economía: por la nuestra o por la de algún pariente cercano al que le han hecho un Erte o que directamente se ha quedado sin trabajo. Por todos los negocios que han cerrado o han quebrado. Por la economía de nuestro país y la de Europa y la del mundo…¿cómo se va a recuperar esto?
El miedo por lo que pueda pasar…si yo me pongo enfermo/a ¿quién va a cuidar de mis niños? O mi pareja, o mi hija/o, mis padres…por ese amigo/a que entró en el hospital y que ayer trasladaron a la UCI…por no saber cuando terminará todo esto ni como.
Por el dolor que nos genera la pérdida de un ser querido sin podernos despedir, ni agradecer ni tocar. Por el nunca más que llegó de golpe y sin avisar (y ya nunca más le veremos, ni nos reiremos juntos, ni nos hablaremos…)Por la soledad que están viviendo tantas y tantas personas en los hospitales, en las casas. Por no poder reconfortar tanto dolor con un abrazo.
Esto es el confinamiento hoy, más allá de las cifras, más allá de los memes de internet y de ocupar todas las horas del día con una actividad u otra.
No soy pesimista ni me estoy hundiendo, también puedo reconocer las risas de los niños y sus dibujos con arcoíris, los aplausos, el concierto en el barrio, tantas y tantas personas cosiendo máscaras, dando dinero para la investigación. Las videoconferencias con los amigos, las llamadas, las buenas ideas… la solidaridad, el apoyo, el cariño, el contacto a pesar de la distancia…
Pero es importante también reconocer este “lado oscuro” del confinamiento. No para esconderlo debajo de la alfombra y seguir sobreviviendo, sino para atenderlo y de alguna manera, reconfortarlo.
De la misma manera que cuando un hijo/a se cae en el parque y se hace una herida profunda en la rodilla, una madre no gira la cabeza hacia otro lado haciendo como si no le ve. Sino que le abraza y le susurra palabras amables al oído para luego, curarle la herida.
Pues esto es lo que pretendo transmitirte: es importante reconocer que estamos heridos, que esta situación nos afecta el ánimo, nos duele y nos preocupa. Para poder actuar como una madre y ser capaces de atendernos.
También es importante tener en cuenta que no somos los únicos, que muchas personas nos sentimos así ahora, porque somos vulnerables, porque somos sensibles a lo que ocurre a nuestro alrededor…somos humanos, en definitiva: nada perfectos, simplemente, humanos viviendo una circunstancia difícil.
Dicho todo esto, quiero animarte (de nuevo) a que te cuides, te atiendas y te reconfortes, sobretodo cuando sientas que estás triste, abatido/a o angustiado/a.
Para esto, te propongo un ejercicio que a mí me resulta muy útil y que he sacado de quien más sabe de estrategias para ser amable con uno mismo (self-compassion en inglés)*. Se trata de hacer una lista de actividades que puedes hacer para cuidar de ti en tu vida cotidiana, en este caso, durante el confinamiento. Para tenerlas muy presentes y hacerles un lugar en tu día a día (sí, en tu apretada agenda).
Te propongo que contemples tu bienestar en diferentes ámbitos: Físico – Mental – Emocional – Relacional y Espiritual y que contestes a unas sencillas preguntas que te ayudarán a reconocer lo que a ti te reconforta. No lo hagas deprisa, dedica un tiempo para pensar en ello.
Después, haz una lista con las actividades que hayan surgido y cuando la tengas completa, pasa a la acción. Es como tu “Botiquín de Autocuidado”.
Te recomiendo que actúes de manera preventiva: aunque no te sientas muy mal, cada día haz alguna de las actividades de la lista. De esta manera, cultivas la intención de atenderte y cuando te sientas peor ya tendrás algo más de práctica. Lo más importante es que ya sabrás donde ir.
Una última recomendación: si te invade la angustia, existen numerosos centros y servicio que ofrecen apoyo telefónico para estos días. No dudes en recorrer a la ayuda profesional si la necesitas.
Te adjunto el ejercicio que puedes descargar AQUÍ para que lo puedas imprimir y hacer en casa.
Te animo a que compartas algunas de las actividades que vayas incorporando a tu vida cotidiana para cuidar de ti, quizás sirvan de inspiración a otras personas.
Te deseo que estés Bien, que tengas salud y que puedas cuidar de ti, con mucha amabilidad.
* El ejercicio es de Kristin Neff, encontrarás más información sobre ella y la amabilidad con uno mismo en: https://self-compassion.org/