En nuestra vida cotidiana estamos rodeados de ruido, prisas, estrés…y hay momentos en los que realmente desearíamos que todo se parara y se quedara en silencio aunque solo fuera por unos instantes (es la sensación de desear “que paren este tren, que yo me bajo”). Pero el mundo no funciona así, ni la velocidad ni el ruido que nos rodean van a cesar por mucho que lo deseemos (o necesitemos).
Por mucho que nos moleste, no nos damos cuenta y ya estamos en medio de la vorágine del ruido y las prisas: desayunamos escuchando noticias, subimos al coche y ponemos la radio, hablamos, hablamos, hablamos, con los compañeros de trabajo, con los amigos a través de whatsapp, estamos pendientes de lo que se dice o se hace en las redes sociales, opinamos, apuramos a nuestros hijos en casa, nos dormimos en el sofá con el ruido de la televisión de fondo…
La única opción que tenemos para salir de esa espiral es parar y respirar, parece fácil ¿verdad?.
Las pausas son algo que está generando mucho interés científico y ya hay algunas investigaciones que muestran cuales son sus efectos: promueven la relajación, refrescan y revitalizan el organismo dando la oportunidad al sistema nervioso a recuperar su equilibrio.
Pero, ¿cómo hacerlo? Es evidente que no hay suficiente con cerrar la puerta o apagar el teléfono…hay mucho más ruido a nuestro alrededor y es interesante observar donde está: en la calle, en las tiendas, restaurantes, ascensores, en el interior del transporte público… Pero a pesar de todo, es más fácil silenciar este ruido externo que acallar las voces que todos tenemos en la cabeza: las que nos recuerdan lo que tenemos que hacer, cómo deberíamos hacerlo, las que planifican organizan, nos critican…
El ruido interno es nuestra mente pensante, dando vueltas a nuestras preocupaciones, saltando de una cosa a otra sin parar y creando la sensación de que no podemos hacer nada. Pero sí podemos, existe un antídoto: el silencio.
El silencio interior no es tan fácil de conseguir como el exterior, pero es posible.
Hay personas que lo encuentran en contacto con la naturaleza, dando un paseo por el bosque o la playa, escuchando una pieza de música o dándose un baño.
Otras, se toman una breve pausa entre una actividad y otra: parando un momento y respirando antes de salir de casa por la mañana; antes de entrar en la oficina; al salir de la reunión, o antes de recoger a los niños en la escuela. Incluso hay personas que se programan una alarma en el móvil cada cierto tiempo y cuando suena cierran los ojos y hacen tres respiraciones profundas estén donde estén.
Hacer estas breves pausas, de 1 o 2 minutos, es una costumbre muy sana y revitalizante (además de económica y sencilla).
Por si tienes ganas de probar, puedes hacer una práctica siguiendo estas indicaciones (también podrías hacerla de pie, pero te las daré para que la hagas sentado/a):
- Siéntate en una postura que te permita tener la espalda derecha, con los pies planos en el suelo y tus manos reposando suavemente en tus muslos.
- Cierra los ojos, pero si lo prefieres puedes mantenerlos abiertos suavizando tu mirada hacia el suelo.
- Lleva la atención a las sensaciones corporales que tienes en este momento: en tus pies, en los puntos de contacto con la silla (piernas, espalda), en tus manos, tu cabeza…se trata de sentir ¿qué notas?
- Lleva la atención a tu respiración: en la zona del ombligo, las costillas o la nariz, donde te sea más fácil observar tu respiración (sin forzar).
- Se trata de que lleves tu atención a las sensaciones corporales que tengas en este momento desde los pies a la cabeza y captando el ritmo de la respiración en tu cuerpo.
- Para terminar, puedes abrir suavemente los ojos y continuar con tu actividad cotidiana.
Mientras mantengas tu atención centrada en lo que está ocurriendo en tu cuerpo en este momento, pararás tu ruido mental y podrás disfrutar de unos minutos de silencio interno.
Comprometerse con hacer algunas pausas al día es una opción muy indicada, porque tomar pequeños descansos tranquiliza mucho y permite continuar con un ritmo más pausado.
Si te gusta esta idea y quieres profundizar algo más, tengo una recomendación para ti: puedes disfrutar de un fin de semana de retiro que tendrá un efecto muy reparador en tu vida. Si realmente te sientes cansada/o, estresada/o y quieres parar, este es tu momento, en este Retiro aprenderás a parar, a relajar tu cuerpo y a calmar tu mente. Además, te llevarás a casa unas estrategias que sin duda te van a ser muy útiles para tu día a día.
Puedes encontrar más información del retiro que estamos preparando para los días 9, 10 y 11 de noviembre AQUÍ.