En estos días, he recibido muchos mensajes (es Navidad), pero dos de ellos me han conmovido profundamente y me han hecho pensar en el significado real de la gratitud y en esta frase: el Agradecimiento es la Memoria del Corazón
Porque realmente, están escritos desde el corazón, por personas que han pasado por momentos difíciles, pero que han sido capaces de reconocer lo que han podido aprender en este proceso (a pesar del dolor) y lo que les ha ayudado en este camino.
Estar agradecido no significa convencerse a uno mismo de que todo está bien. Vivir la vida con gratitud significa elegir enfocar nuestro tiempo y atención en lo que realmente apreciamos y valoramos. No se trata de bloquear las dificultades, sino de afrontarlas desde una perspectiva distinta. Esto es lo que nos conecta con las cosas cotidianas, grandes y pequeñas, que de otro modo podríamos dar por sentado.
La gratitud puede ayudarnos a ver que no todo es terrible, al menos no todo el tiempo. Practicar la gratitud puede mantener nuestros corazones abiertos a la ternura en nuestras experiencias diarias. Hay tantas cosas por las que estar agradecido! Ese rato de quietud por la mañana, la sonrisa del vecino con el que nos cruzamos, tener buena salud, los abrazos de nuestros seres queridos, tener a alguien que nos ama, que nos echa de menos, el agua caliente saliendo del grifo, la casa oliendo a comida recién preparada…
Estamos rodeados de cosas maravillosas y, sin embargo, muchas veces no nos damos cuenta (solo algunas veces).
Tampoco se trata de olvidar las dificultades con las que nos topamos ni todo aquello que nos ayudó a superar esa difícil situación: muchas veces fueron otras personas que nos dieron ánimo, que nos escucharon o simplemente nos abrazaron. También fuimos nosotros los que nos levantamos, confiamos, sacamos fuerzas y seguimos adelante.
Así, a medida que cultivamos un mayor aprecio por lo que nos rodea, podemos incluir estar agradecidos por lo que hay dentro de nosotros. Podemos sentirnos agradecidos por nuestros talentos y fortalezas (todos las tenemos), por nuestra energía, por nuestra determinación, incluso por nuestro cuerpo que nos permite seguir vivos. Podemos estar agradecidos por tener un corazón, una mente y la sabiduría para saber cómo vivir con amabilidad y generosidad.
Agradecer la atención y el apoyo que nos brindan los demás, en grandes o pequeños gestos cotidianos, significa reconocer que sentimos su presencia, su mirada, sus gestos hacia nosotros. Es una forma poderosa de fortalecer e incluso reparar los vínculos emocionales que nos unen con las otras personas. Es una manera de construir un mundo mejor donde todas las personas nos mantenemos conectadas con el corazón.
Agradecer significa, en última instancia, estar atentos a todo lo que nos rodea, a las otras personas y a nosotros mismos.
Por si te apetece practicar la gratitud, aquí tienes algunas ideas que puedes practicar a partir de ahora mismo:
1. Di “gracias” siempre que sea posible, y acompaña esta palabra con una sonrisa. Para ello, debes estar atento/a a los pequeños gestos que los demás tengan contigo: el conductor del autobús que te lleva cada mañana al trabajo, la panadera que siempre te sonríe, el vecino que te espera en el ascensor, el compañero de trabajo que se interesa por tu familia…
2. Recuerda lo que más aprecias y escribe algunas cosas que te generen gratitud: pasar un buen rato con los amigos, una comida deliciosa, tus hijos/as, el lugar donde vives… Hay personas que lo hacen en su “diario de gratitud” al que recurren en sus momentos más tristes.
3. Antes de dormir, piensa en tres cosas por las que estás agradecido al día que acabas de vivir. Quizás algún día te cueste más que otro pero vale la pena el esfuerzo (observa como te sientes cuando lo haces).
4. Piensa en al menos, una persona por la que en este momento estés agradecido/a de tener en tu vida y explora lo que realmente aprecias de ella: su presencia, sus cualidades, lo que hace por ti, como te trata…
5. Dedica un tiempo a revisar algo por lo que puedas felicitarte a ti mismo/a: quizás en algún momento mostraste paciencia, sabiduría, fuerza, equilibrio…Sí, seguramente muchas veces te equivoques, pero otras aciertas de pleno gracias a tus cualidades y fortalezas: felicítate por ello de vez en cuando.
Finalmente, ya que es Navidad, puedes pasar a la acción y quedar con alguien, o llamarle por teléfono, o enviarle algún mensaje de texto o correo electrónico para compartir con esta persona algo que le agradeces de corazón o para hacerle saber cómo aprecias tenerle en tu vida. Puede que este sea el mejor de los regalos.